¿Si MTV educó a la generación X, YouTube hará lo mismo con la Y? Lo Bueno y Lo Malo
- Estéfano Robles
- 22 feb 2018
- 4 Min. de lectura

El Factor YouTube
Es verdad que YouTube representa una clara amenaza para los medios convencionales de información, el hecho de que podamos seleccionar qué, cómo y cuando ver cierto contenido, ha terminado por seducir sobre todo a la generación Y, la comúnmente denominada también generación de los mileniales.
Todos conocemos –en el caso particular de México–, el duopolio que durante años ató a un contenido de bajísima calidad al sector social que no podía permitirse el gasto que representa la televisión de paga. Televisa y Televisión Azteca alcanzaron una gran influencia y poder fáctico en nuestra sociedad durante años, ejerciendo su dominio en la política, ejemplo claro, la construcción y diseño de imagen de Enrique Peña Nieto. El mayor castigo en respuesta a su control y manipulación de la información no fue propiciado por la misma gente que lo sufrió, sino por sus hijos y nietos, relevo generacional cuyos jóvenes ostentan edades que oscilan entre los 15 y 30 años.
Los Mileniales
El perfil cultural y social de los mileniales es fácil de describir; poseen grandes capacidades de adaptación, pues en los últimos 20 años los cambios tecnológicos han sido vertiginosos; los que superen los 25 años, recordarán el uso del VHS, la llegada rimbombante del DVD y las cualidades del actual BluRay. Los mileniales tienen además cierta ubicuidad para prestar atención a varias fuentes de información simultáneamente, están totalmente seguros de sus convicciones, tienen ciertas preocupaciones ambientales y conciencia política, y en gran medida, una de sus mayores satisfacciones es conocer y probar cosas nuevas, lo que los hace más objetivos e incluyentes.
A pesar de la anterior descripción optimista, los mileniales cargan con ciertas frustraciones y complejos en su espectro colectivo, su sensibilidad y paciencia se han visto mermadas, se encuentran enfrascados en una continua y feroz competencia superflua en Redes Sociales, aunque en su mayoría aseguran tener convicciones existenciales a temprana edad, éstas son en su mayoría sueños y fantasías, producto de la confusión que genera una competencia constante y el flujo desorbitado de sobreinformación que proporciona internet.
En sus manos se encuentra el futuro cercano del mundo, dentro de no muchos años veremos políticos, empresarios, líderes sociales y figuras deportivas que hoy tienen 20 años, ¿salvarán nuestro planeta o terminarán por destruirlo?
MTV, el YouTube de los noventas
La gente que a principios de los 90s eran veinteañeros, disfrutó de la revolución cultural que significó el inicio de transmisiones de MTV Latinoamérica en 1993. La manera de expresarse de sus presentadores, su forma de vestir y sus posturas sociales lograron ser tendencia e influencia en los jóvenes que seguían su contenido. El concepto era fresco; un espacio conducido por jóvenes con ideas claras y revolucionarias, la participación y el empoderamiento de mujeres en una comunidad que alzaba la voz, daba sentido de pertenencia de la generación X.
Desgraciadamente la plasticidad, el consumo y la frivolidad también eran temas constantes y si tomamos en cuenta lo limitadas que eran las opciones de entretenimiento similares para los jóvenes de aquellos años, el daño generacional puede interpretarse por sí solo.
Los Youtubers representan un fenómeno no muy diferente al de MTV. La hiperconexión que caracteriza nuestro presente y su accesibilidad incluso para niños pequeños tiene consecuencias en las que no muchos reparan.
El sentido de poder que otorga brindarle una suscripción a cierto canal o Youtuber y negársela a otro, la capacidad sobresaliente de selección y de almacenaje de información es algo a lo que los mileniales no renunciarán fácilmente. Sin embargo, ¿qué daños puede ocasionar el consumo exclusivo de contenido de YouTube?
¿Influencer o influenciador?
Como un apasionado de mi lengua materna, aprovecharé para hacer crítica en este sentido, al daño severo que hacen los Youtubers a la lengua y con ellos, los jóvenes que adoptan sus muletillas, anglicismos y laísmos, vicios del lenguaje que acabarán por dañar nuestro bellísimo idioma.
Es cada vez más común abusar de los anglicismos como si no hubiera suficientes alternativas en nuestro propio idioma para referirnos a cualquier cosa, el hecho es que la influencia anglosajona se ha convertido en un fuerte cáncer como ya lo he mencionado en anteriores notas.
Estoy seguro que el canal de un doctor en letras hispánicas no sería tan atractivo por el simple hecho de lo complicado que resultaría conectar con la mayoría de la audiencia joven, empecinado en utilizar una dialéctica técnica o academicista. Lo que triunfa generalmente es el humor fácil, un bufón que haga tonterías o retos absurdos, sátira hueca y estupidez rebosante.
No digo que todos los Youtubers sean malos, los hay excelentes; gente creativa que hace música, crítica de cine, pintura etc. Simplemente producciones que aumentan el criterio y el fondo cultural de quien los aprovecha.
Conclusiones
Podría tomarme la libertad de enlistar quince o veinte excelentes canales de YouTube, pero no es el propósito del presente artículo, el dictar que es lo bueno y que es lo malo desde la cúspide de la subjetividad. Creo firmemente que todos contamos con las herramientas y la capacidad de desarrollar nuestra apreciación en base a lo que percibimos, además poseemos afortunadamente, la libertad de hacerlo por nosotros mismos.
Escribo con la esperanza de generar conciencia en las personas, sobre todo las que se encuentran expuestas al contenido que señalo, o sea, casi todas las que frecuentan las Redes Sociales. Seamos más críticos, demandemos productos de calidad, investiguemos, analicemos etc. Recordemos que la estupidez es como una gripa, si estamos en constante contacto con alguien enfermo, terminará por contagiarnos.
Les deseo muy buen día a todos
Estéfano Robles
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