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El proyecto HAARP, ¿un arma capaz de provocar terremotos?

  • Estéfano Robles
  • 4 ene 2018
  • 2 Min. de lectura

El Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia –HAARP, por sus siglas en inglés–, es un proyecto estadounidense de origen militar, financiado conjuntamente por la Fuerza Aérea y la Marina, la DARPA y la Universidad de Alaska.


La estación entró en funcionamiento en el año 1993, ocupa un terreno de 14 hectáreas y cuenta con una red de 180 imponentes antenas, capaces según informes oficiales, de producir hasta 3,6 Megavatios de potencia en la banda de radiofrecuencia, aunque los detractores y críticos del misterioso proyecto afirman que podría emitir aproximadamente 1 Gigavatio de ondas de radio de alta frecuencia.


Vista aérea del HAARP. Imagen de dominio público

El Gobierno Estadounidense asegura que el proyecto no tiene como propósito fines bélicos, sino el estudio de la ionosfera, para mejorar la tecnología de las radiocomunicaciones; al ser cuestionados por el origen militar del mismo, responden que el estudio de la ionosfera les proporciona beneficios en defensa, al detectar con mayor exactitud, por ejemplo, misiles enemigos.


No hay que olvidar que el estudio de la ionosfera no es algo nuevo para los Estados Unidos. Ya en los años setenta, durante la guerra fría, invirtieron una gran cantidad de dinero en ello; es solamente la numerosa actividad en años recientes de la IRI (Instrumento de investigación ionosférica) lo que resulta sospechoso.


Algunos expertos en el campo de la investigación geofísica, no descartan que el proyecto pueda provocar cambios radicales en la naturaleza; los que están a favor –curiosamente en su mayoría–, se valen de tecnicismos y grandilocuencias para satirizar y tildar de ignorantes a las personas que sospechan sobre la verdadera naturaleza de los experimentos.

Aunque el proyecto HAARP, lleva décadas siendo foco de paranoia, la atención mundial volcó en mayor medida su atención a él a partir de 2010, al ser responsabilizado por parte de Rusia del terremoto en Haití. El informe de científicos rusos que hizo al mundo volver la mirada hacia Gakona, Alaska, asevera que, con la enorme potencia de energía lanzada hacia la ionosfera, combinada con la Electrojet aureal o Corriente de Birkeland (La electricidad que flota sobre la Tierra) se lograrían cambios en el clima; aunado a esto, según el estudio ruso, la capacidad de dirección de dichas microondas y su efecto espejo Atmósfera/Tierra haría que se concentrara una gran cantidad de energía en un determinado punto de quiebre tectónico.


No solo Rusia alzó la voz, Europa y China pidieron un cauteloso estudio internacional en la estación.

Si bien, el carácter controvertido del proyecto es un mangar para los fanáticos de las teóricas de la conspiración, las consecuencias de sus experimentos pueden incluir tras de sí, terribles consecuencias ambientales.


Para mayor información, los invito a consultar las tesis de la Dra. Rosalie Bertell y el libro Angels dont’s play this HAARP “Los angeles no tocan esta AARPA (juego de palabras)”, del Dr. Nick Begich Jr.


Les deseo muy buen día a todos.

Estéfano Robles

 
 
 

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