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El Plan Kalergi y el exterminio de la identidad europea

  • Estéfano Robles
  • 23 dic 2017
  • 3 Min. de lectura

Si escuchamos términos como racismo o xenofobia, inevitablemente vendrán a nuestra mente, minorías étnicas que a lo largo de los años han sufrido segregación y rechazo por su lengua, religión y demás rasgos culturales.

Estoy seguro que al hablar del tema, muchas personas propondrán como ejemplos claros a los Va en China, a los Gitanos en Europa o los Comechingones en Argentina.

Lamentablemente, los ejemplos sobran, pues el sufrimiento de millones de personas por la intolerancia es una triste realidad. Pero, difícilmente concebiríamos, que las sociedades blancas europeas puedan ser sometidas a algo similar.


Hace apenas unos días, desde Bruselas –una de las sedes principales del Parlamento Europeo–, se sancionó fuertemente a Polonia por las reformas judiciales que aplicó el partido nacionalista PiS. Muchos analistas reaccionaron, opinando que el verdadero propósito de las sanciones, obedece a la rebeldía de parte del Estado Polaco por no aceptar la Cuota de Refugiados. ¿Por qué la insistencia de los gobiernos hegemónicos y de los poderes facticos como la Iglesia católica por la acogida en gran escala de los inmigrantes sirios? ¿Qué país le vende una inmensa cantidad de armas al ISIS? ¿Quién, qué o quienes provocaron ésta inestabilidad en el territorio de Oriente Medio? ¿Tiene la culpa el ciudadano europeo común o la tiene el inmigrante sirio, que huye desconsolado por el infierno desatado en su nación?


Es entonces, que adquiere una peligrosa lógica la tétrica figura de Richard Coudenhove-Kalergi. El conde Kalergi, fue un político mestizo de origen austriaco/japonés, que presentó un gran número de tesis a favor de la unificación europea bajo un mismo Estado; abogando por el mestizaje, en pro de la paz y la estabilidad.


Durante muchos años el llamado Plan Kalergi ha tenido para gran parte de los medios, un carácter ficticio y conspiranoico. Pero, dada la situación actual, provocada por una ola masiva de migración, no resulta tan conspiranoico sospechar de cierta influencia de potencias económicas y militares en la llamada primavera árabe, suceso que desencadenó el fenómeno de migración actual que sufre Europa.


Regresando a Kalergi, ¿cuál es el punto neurálgico de sus más famosas obras; La lucha por Paneuropa (1928) y Cruzada por Paneuropa (1944)? ¿Una moneda común para el fortalecimiento por medio de una economía amplia y cooperativa? ¿La apertura tolerante y sistemática a la pluralidad cultural e interracial? No parece muy radical, pero en sustancia, oculta un modelo peligroso que atenta contra la identidad propia de cada Estado europeo.


¿No es precisamente la confusión sobre nuestro origen lo que ha llevado a Latinoamérica a un desconcierto holístico? No hay que olvidar que, quien no sabe de dónde viene, jamás sabrá hacia donde se dirige.


Quien todavía dude del concepto de mestizaje como forma de control social, debería dar un repaso a la historia. Alejandro III de Macedonia, conocido por todos como el Grande o el Magno, instaba a la mezcla entre los pueblos para homogenizarlos en un solo bloque, el cual sería mucho más sencillo manipular.


El debilitamiento de la identidad europea es a todas luces, un tema principal con gran exposición y fomento mediático. Grandes medios de comunicación como la BBC y El País aseguran que la ola de migración solo causará tensión transitoria, mientras que en el futuro, la amalgama cultural, brindará a Europa diversidad y pluralidad.


El 17 de diciembre de 2008, años antes de que iniciara el conflicto sirio, el expresidente francés, Nicolás Sarkozy, con un discurso de doble lectura, se pronunció a favor de la multiculturalidad –algo poco creíble viniendo de un dirigente en pro de la injerencia en pequeñas naciones– y le recordó al pueblo francés y europeo, que la apertura cultural no es una opción sino una obligación. Todos estos movimientos geoestratégicos, obedecen lógicamente a una agenda bien estructurada desde hace tiempo, que busca devolver el control económico unipolar a los Estados Unidos, quienes a toda costa, buscan reactivar su decadente economía.


No hay que olvidar que la geografía juega un importante rol en la política internacional. ¿Acaso vale la pena mediante un ataque de falsa bandera, matar a tres jóvenes inocentes, con tal de hacerse con el gas de la franja Gaza? Para Benjamín Netanyahu, claro que sí.


Plan Kalergi, ¿una simple coincidencia?


Les comparto en el siguiente enlace, un fragmento del discurso del expresidente Sarkozy, mencionado anteriormente.

Les deseo muy buen día a todos.

Estéfano Robles

 
 
 

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